El tratamiento de las aguas residuales se ha convertido en un proceso absolutamente crítico para las comunidades de todo el mundo. A medida que crecen las poblaciones y se expande la industria, el volumen de aguas residuales producidas aumenta exponencialmente. Al mismo tiempo, debemos ser increíblemente cuidadosos a la hora de proteger nuestros recursos de agua dulce, que permiten el funcionamiento de la sociedad y la prosperidad de los ecosistemas. Como profesional proveedor de tratamiento de aguaescribo este artículo para explorar la cuestión: ¿realmente afecta al agua el tratamiento de las aguas residuales?

Por qué es importante el tratamiento de las aguas residuales
Por aguas residuales se entiende cualquier tipo de agua que se haya utilizado, como la procedente de desagües domésticos, lavabos, bañeras, lavadoras, retretes y de la industria. Sin un tratamiento adecuado de las aguas residuales, todos estos contaminantes irían a parar directamente a ríos, lagos, humedales, aguas costeras y océanos.
Las consecuencias serían devastadoras por varias razones:
- Contaminación por nutrientes: Las aguas residuales contienen altos niveles de nitrógeno y fósforo. Cuando se vierten en los cursos de agua, estos nutrientes desencadenan la proliferación de algas que pueden asfixiar la vida acuática.
- Contaminación tóxica: Las sustancias químicas, los metales pesados, los microplásticos y los productos farmacéuticos se acumularían en los ecosistemas de agua dulce y marina.
- Transmisión de enfermedades: Patógenos como bacteriasLos virus y parásitos se propagarían rápidamente, amenazando la salud pública.
- Destrucción del hábitat: Se dañarían los hábitats acuáticos y ribereños, devastando las poblaciones de fauna salvaje.
El tratamiento de las aguas residuales es fundamental para evitar la contaminación ambiental y las catástrofes. Tratando adecuadamente las aguas residuales antes de verterlas, podemos mantener unas vías fluviales sanas que favorezcan la diversidad de los ecosistemas acuáticos y la salud pública.
Desglose del proceso de tratamiento de aguas residuales
El tratamiento de las aguas residuales es un proceso de varias etapas que elimina sólidos, agentes patógenos y contaminantes químicos:
- Tratamiento primario: Las cribas, filtros y tanques de decantación por gravedad eliminan aceites, sólidos y grasas.
- Tratamiento secundario: Los tanques de aireación estimulan los procesos biológicos para que los microbios consuman la materia orgánica. Una mayor sedimentación elimina los sólidos residuales.
- Tratamiento terciario: La filtración fina, la eliminación de nutrientes, la desinfección y otros pasos avanzados eliminan trazas de impurezas.
Por lo general, las aguas residuales tratadas (efluentes) pueden verterse de forma segura en los cursos de agua o reutilizarse para el riego y fines industriales. Los sólidos eliminados durante el tratamiento (biosólidos) pueden incluso utilizarse como fertilizantes.
Cuando funciona de forma óptima, el tratamiento de las aguas residuales extrae los elementos más nocivos antes de que el agua vuelva a entrar en los sistemas naturales.
Cómo afectan los fallos de tratamiento a las aguas dulces y costeras
Sin embargo, muchas depuradoras están anticuadas, mal financiadas o sobrecargadas. Esto provoca fallos en los equipos y un tratamiento inadecuado, con lo que se vierten aguas residuales sin tratar o parcialmente tratadas. La EPA calcula que cada año se vierten 850.000 millones de galones de aguas residuales sin tratar sólo en Estados Unidos.
Impactos sobre el agua dulce
Nuestros ríos, lagos, humedales y aguas subterráneas corren peligro:
- Las floraciones de algas asfixian las poblaciones de vida acuática.
- Las fuentes de agua potable se contaminan.
- Las toxinas se acumulan en la cadena alimentaria, amenazando a la fauna.
- Se dañan hábitats como los humedales.
Un ejemplo tristemente célebre es la laguna Indian River de Florida. Décadas de vertidos de aguas residuales y escorrentías agrícolas provocaron una intensa proliferación de algas. Casi 60% de las praderas marinas de la zona han desaparecido.
Impactos costeros y oceánicos
Las costas y los océanos también se llevan la peor parte de la contaminación por aguas residuales:
- Los patógenos provocan el cierre de playas y la prohibición del marisqueo.
- Las zonas hipóxicas se forman por exceso de nutrientes.
- Los estuarios y los arrecifes de coral sufren el colapso de sus ecosistemas.
- Los plásticos y las toxinas se infiltran en las redes alimentarias marinas.
El emblemático destino turístico mexicano de Cancún sufre problemas recurrentes: los vertidos de aguas residuales llevan a las autoridades a prohibir el baño en las playas. El manejo inadecuado de las aguas residuales amenaza tanto los intereses ecológicos como los económicos.
Está claro que cuando el tratamiento de las aguas residuales falla o no existe, las aguas receptoras sufren enormemente.
¿Realmente marca la diferencia el tratamiento?
Ejemplos como la Laguna del Río Indio y Cancún muestran los estragos medioambientales que causan las aguas residuales cuando se estropean.
Pero, ¿se traduce realmente en beneficios la aplicación del tratamiento de aguas residuales?
La respuesta es un sí rotundo:
Mejoras en la calidad del agua
A estudiar siguió la evolución de la calidad del agua tras la modernización de una depuradora en Israel. La instalación de un tratamiento terciario redujo drásticamente el nitrógeno, el fósforo y los sólidos en suspensión en las aguas receptoras. Se produjeron notables mejoras en la claridad del agua y las poblaciones de vida acuática.
Rejuvenecimiento del hábitat
En la bahía de Tampa, las iniciativas del Programa del Estuario desde los años ochenta se centraron en la contaminación por nitrógeno mediante la mejora de las infraestructuras de tratamiento, entre otras medidas. La extensión de las praderas marinas de la bahía de Tampa ha aumentado en más de 40.000 acres gracias a la mejora de las condiciones del agua.
Beneficios económicos
Se calcula que la enorme inversión en tratamiento de aguas residuales realizada por China en su último plan quinquenal ha evitado casi 1.400 millones de euros al año en costes relacionados con la salud, pérdidas en la pesca y otros.
La escalada desde la casi extinción
La contaminación por aguas residuales provocó en su día el colapso total de la población de luciopercas del lago Erie. Pero años de esfuerzos para reducir la escorrentía agrícola y mejorar la capacidad de tratamiento han permitido multiplicar por diez el número de luciopercas.
Las pruebas demuestran claramente que el tratamiento de las aguas residuales permite a la naturaleza revivir. Y eso beneficia a nuestra salud, medio ambiente y economía.
Cumplir nuestra parte del trato
La civilización moderna depende en gran medida de un flujo fiable de agua limpia y dulce. A medida que aumenta nuestra dependencia de este preciado recurso, también lo hace el volumen de aguas residuales que producimos.
El tratamiento de las aguas residuales representa un compromiso pragmático que permite la coexistencia de los seres humanos y la naturaleza. Frena los niveles de contaminación para que los ecosistemas puedan recuperarse sin forzar restricciones extremas en el desarrollo o el uso de los recursos. Eliminamos los subproductos más nocivos de nuestra sociedad antes de que se infiltren en las aguas de las que dependemos.
Pero el tratamiento sólo funciona si cumplimos nuestra parte del trato, es decir, si nos aseguramos de que la capacidad de tratamiento se amplía continuamente para satisfacer las necesidades y cumplir las normas.
No podemos dar por sentado que "el tratamiento de las aguas residuales se encargará de ello". Desde los residentes que evitan verter productos químicos agresivos por el desagüe hasta las industrias que pretratan los efluentes: todos tenemos un papel que desempeñar.
Y corresponde tanto a los gobiernos como a las empresas invertir en la mejora continua de las infraestructuras de tratamiento. Sólo así podremos moderar el impacto de la vida moderna en nuestros recursos hídricos compartidos.
Nuestras vías fluviales han demostrado que pueden recuperarse si se les proporcionan caudales ambientales y una calidad del agua adecuados. Pero esto depende totalmente de si existe un tratamiento de las aguas residuales que asuma la carga de contaminación que de otro modo impondríamos. Los efectos positivos del tratamiento en la salud del agua resuenan con claridad: simplemente debemos cumplir con su provisión.